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Pat Martino es uno de esos pocos músicos capaces de inventar su propia forma de interpretar. Comenzó a tocar profesionalmente en Nueva York a los 15 años y a los 20 ya era reconocido como una figura del jazz. Durante mucho tiempo actuó junto a algunos de los principales músicos en EEUU, hasta que en 1976, cuando tenía 32 años, comenzaron los dolores de cabeza.
A medida que los dolores se hacían más intensos, su carrera empezó a verse afectada. Aparecieron los síntomas psiquiátricos como las obsesiones y la depresión, además de ataques de epilepsia y los intentos de suicidio. En 1980, un ataque más intenso le dejó hospitalizado y los médicos descubrieron en un escáner que tenía una malformación en los vasos sanguíneos de su cerebro.
Aquella malformación en el lóbulo temporal, que le había acompañado desde el nacimiento, era una pequeña bomba de relojería que había empezado a sangrar y acabaría con su vida si los médicos no hacían nada.
Así que actuaron.
Voluntad, determinación y superación … ¿qué pasaría si aplicáramos esa receta a nuestro propio talento?
100% recomendable la lectura de este artículo, que nos muestra un ejemplo real de superación, voluntad y determinación de seguir adelante y recuperar el talento perdido.
Quizás no todos nazcamos con un talento tan único y definido como el de Pat Martino pero, ciertamente, todos venimos con un talento que nos hace únicos ¿sabemos aprovecharlo y llevarlo a su máximo potencial?
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