Identificar el nivel de desarrollo de una competencia técnica, es relativamente fácil, tanto para entrenar, como para «medir» o evaluar su desarrollo. Conocemos los procesos y prácticas que podemos pedir (y nos pueden pedir) y sus resultados son tangibles. Por ejemplo, en fontanería, electricidad, etc., si un profesional nos arregla algo, es competente y podemos medir su nivel competencial, en función del tiempo que le lleva solucionar un problema, cómo lo hace y su capacidad de prever o adelantarse al mismo.
Muy similar es el caso si nos referimos a competencias técnicas 2.0. Hay instrucciones y procedimientos «objetivos» y con resultados visibles, ya hablemos de las más básicas, como puedan ser la mecanografía y ortografía, hasta el manejo y/o desarrollo de aplicaciones, en función del área que estemos tratando y el grado de competencia necesario para realizar una actividad específica o un trabajo.
El reto viene con las competencias personales, desde las más «simples», como pueda ser trabajo en equipo o empatía, hasta las más complejas o «meta-competencias», aquellas que conllevan la interacción de varias y de diferente tipología (actitudinales, de desarrollo de buenos hábitos, comunicacionales, relacionales, etc.). Un ejemplo lo podemos ver en «Visión de futuro«, que implica desarrollo de la lógica, capacidad de planificación, asertividad y constancia, entre otras y las cuales, además, a partir de cierto nivel, son decisivas para dar un salto cualitativo en la mejora e innovación de las competencias técnicas.
Bajo mi punto de vista, este reto se debe a que, al ser conceptos teóricos, la forma de llevarlos a la práctica es subjetiva. Cada persona tenemos nuestra propia forma de entenderlos, lo cual determina nuestras diferentes reacciones y comportamientos ante una misma situación. Subjetividad que, a su vez, viene dada por:
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La educación recibida, en función de la época, la cultura y la familia en la que hemos crecido. Bajo mi punto de vista, influye en nuestra «progamación base».
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Nuestra trayectoria y experiencias personales. Influyen en nuestros mapas mentales (paradigmas personales) y perspectiva de la realidad.
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Nuestra profesión. Influye en las prácticas que debemos o deberíamos de llevar a cabo.
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Nuestros «puntos ciegos» (comportamientos, reacciones, áreas de nosotros de las que somos poco o nada conscientes, aunque las identifiquemos en otros – Johari)
Tomemos como ejemplo la «empatía», una competencia que podemos encontrar en gran parte de los diccionarios competenciales actuales:
RAE:
Definición antigua: 1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
Definición revisada: 1. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
Cómo lo definiría yo: Capacidad de identificar los sentimientos de alguien y comprenderlos.
Ahora bien, ¿Como la definiría …
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¿un japones? ¿un alemán? ¿un islandés? ¿un español?
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¿y una persona de 70 años …. 23 años ?
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¿un ladrón? ¿y un policía o un juez?
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¿Qué prácticas conllevan en un CM?
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¿Qué prácticas espero yo y qué prácticas pongo yo en marcha?
Dar respuesta a todas estas preguntas nos debe llevar a entender que:
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nos une un cierto hilo común en los conceptos pero su aplicación depende de muchos factores, externos e internos.
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tendemos a una globalización en las maneras, emociones, etc. pero dicha globalización, de momento, pasa primero por la comprensión de la diversidad de formas de poner en práctica una competencia.
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lo que en una empresa puede ser motivo de sanción e, incluso, despido, en otra puede ser aceptable o un requisito.
De ahí la importancia de traducir las competencias a prácticas o comportamientos fáciles de identificar y de hacerlo, en función del rol que precisamos para una buena gestión y relación con nuestro entorno, sea en comunidades presenciales o virtuales:
- Personal: ¿qué tipo de comportamientos empáticos pongo en marcha cuando estoy con un amigo?
- Profesional: ¿con un colega? ¿con un colaborador?
- Funciónal: ¿ante una comunidad cuyo objetivo es la mejora? ¿la promoción? …
- Empresarial o corporativo: ¿con un cliente? ¿accionista? ¿proveedor? …
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Otras entradas relacionadas:
- Reflexionando sobre competencias
- Competencias: Análisis sobre el panorama actual y evolución hacia la Empresa 3.0
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Fuente imagen: CEP de Córdoba
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