El otro día una amiga me preguntó si creía en los milagros. Me hizo reflexionar y he llegado a una conclusión: Sí, creo en ellos.
Cuando sufro prácticas como las que padezco por parte de ciertas grandes empresas y sabiendo el peso que tienen en la economía, definitivamente sí, creo en los milagros: la economía española debería de ir muchísimo peor. Los índices de productividad y de rentabilidad en este país -a causa de la cantidad de horas que se pierden a costa de las malas prácticas- deberían de ser muchísimo más bajos de lo que son.
¿Qué entiendo por malas prácticas?
- Tener que llamar casi todos los meses a mi operador porque se ha confundido, por supuesto a su favor, en la factura.
- Quedar con un profesional para la instalación de algo y no aparecer.
- Poner un número de «atención al cliente» de cobro.
- Llamadas de y a robots.
- Tener que desplazarme físicamente para poder solucionar el error.
- Desconexión entre departamentos.
- Cobrarme por duplicado y triplicado un servicio y exigir el pago y después la reclamación.
Sí, hoy en día, encontrar una empresa con estas características es fácil y no sólo entre las operadoras. La pérdida de calidad y profesionalidad en España ha sido tremenda en los últimos años y lo más preocupante es que apenas tiene visos de solución. Sorprende, además, cuando te dicen que tienen la ISO 9… ¿y?
El papel es el papel y la realidad la realidad.
Así que sí, visto lo visto, creo en los milagros y creeré mucho más el día que encuentre una operadora que:
- Tenga ética profesional.
- Tenga su contrato en una sola página y con letra grande.
- Cumpla con la calidad que promete.
- Facilite la relación:
- Números 91, 93, 98 ….
- Accesibilidad telefónica directa a operadores/consultores telefónicos con capacidad de toma de decisiones en la solución de errores.
- Accesibilidad telefónica gratuita a los servicios técnicos cuando hay una avería.
- Trate con honestidad y transparencia a sus clientes.
Lo dicho, todo un milagro que estemos como estamos.