Eric Maskin, premio Nobel de Economía 2007 por su diseño de mercados suplementarios.Disfruto aprendiendo y moderando un sugestivo debate en el Campus de Excelencia entre el Nobel Maskin y Kliksberg, asesor de la ONU y defensor del «capitalismo con rostro humano». Kliksberg denuncia la rampante falta de ética que hunde en la miseria a 800 millones de humanos. Maskin, frío y lúcido, replica que el mundo es hoy tan ético como lo fue siempre: «El ser humano siempre ha actuado por interés propio y no cambiaremos millones de años de evolución, pero sí podemos diseñar un sistema que nos dé incentivos para actuar en provecho propio por el bien común». Al final, Kliksberg se lleva los aplausos y Maskin, impávido, me susurra: «La ilusión es más popular que la razón».
«Los incentivos logran más que la ética o las prohibiciones»
LLUÍS AMIGUET – 30/06/2008 – LA VANGUARDIA
Tengo 57 años: los descubrimientos matemáticos los hacen los jóvenes, pero los económicos requieren la experiencia del mundo real. Nací en Nueva York. Casado, dos hijas. La pobreza o el cambio climático no son un problema de ética, sino de falta de incentivos en el sistema.
Esta crisis tendrá un efecto regenerador del sistema? No creo que el sufrimiento tenga ninguna propiedad purificadora ni tampoco aleccionadora, porque las penalidades de una crisis no las pasan quienes las han provocado ni tampoco quienes deciden cómo salir de ella.
Les afecta por lo menos a su orgullo.
Yo me refiero al sufrimiento de verdad que causan las privaciones de una crisis.
¿En qué sentido?
Del mismo modo que los beneficios se reparten de forma desigual entre los actores del mercado, también las restricciones que provocan las crisis son asignadas de forma asimétrica por los mercados.
Y adivino quién sufre más.
Los mismos que cuando las vacas son gordas reciben menos. Así que no puedo hacer ninguna lectura positiva de la crisis.
¿Cuánto durará? ¿Será profunda?
No lo sé.
Entonces, ¿para qué demonios sirve la teoría económica?
La teoría económica, si me permite, funciona. De hecho, funciona muy bien. Es una de las grandes historias de éxito de la ciencia. Lo que pasa es que los políticos que tendrían que conocerla y aplicarla no lo hacen. La teoría económica no es lo que falla, sino los políticos que no la aplican o la aplican mal…
¿Y ahora qué ha fallado?
Cuando usted pide un crédito y un banco se lo da, ese trato no sólo les afecta a usted y al banco, también repercute en sus proveedores, sus clientes, sus deudores, su consumo y el de su familia, y si no devuelve ese préstamo, en las cuentas del banco que, a su vez, tiene tratos con otros bancos…
Todos dependemos de todos.
Pues bien, todos esos afectados por un trato que en principio sólo decidían dos agentes son lo que los economistas llamamos externalidades. Por ellas, los tratos privados de un banco requieren regulación para protegernos a todos. Y lo que ha sucedido es que esa regulación o no existía o no se cumplía.
¿Falló la Reserva Federal?
Falló Greenspan, que tenía datos del descontrol de las hipotecas subprime, y no hizo nada para frenarlo descuidando su deber de protegernos. Bernanke heredó el problema.
¿Y ahora qué?
Ahora sí que regularán el sector, pero ya es tarde para que esas reglas eviten esta crisis, aunque tal vez ayude a que no se produzcan otras crisis en el futuro.
¿Bajaría usted los impuestos para ayudar en casos críticos?
Precisamente es lo que ha propuesto Mc-Cain para este verano: unas «vacaciones fiscales» de la gasolina… ¡Qué error!
Permitiría aliviar a los transportistas.
Es lo contrario de lo que debemos hacer: si queremos recuperar la prosperidad, tenemos que reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles baratos. Y sólo podremos desengancharnos con impuestos que nos den incentivos a cambio de asumir los costes de la transición al uso de otras fuentes de energía alternativas.
¿No deberíamos apoyar al débil?
¡Pues claro! Pero el débil no son las petroleras. También McCain ha afirmado que el crac hipotecario que ha dejado miles de familias sin vivienda es necesario: «Cada cual – dijo- que asuma sus errores».
¿Y no es así?
Es otro error: un desahucio también tiene externalidades. La familia desahuciada deja de consumir y así se lastra todo el sistema. Hemos de hacer lo contrario: apoyar al débil en el peor momento. Es lo más humano, pero también lo más eficiente: aminora el impacto de la crisis.
Veo que no le gusta McCain.
Obama demuestra saber mucha más economía y tiene mucho mejor equipo. Y también nos sacará de la guerra de Iraq, el otro grave error de nuestra política actual.
¿Por qué le han dado a usted el Nobel?
Los mercados nos permiten muchas cosas buenas: asignar bienes y recursos y crear riqueza para todos, pero hay otras funciones imprescindibles que no saben hacer…
… Por ejemplo…
Usted no puede comprar aire puro.
¿Qué propone usted?
Nos dieron el Nobel por diseñar mecanismos suplementarios del mercado para hacer esas cosas imprescindibles que no hacen los mercados, como combatir la pobreza o la contaminación: lograr aire respirable.
¿Cómo?
Por ejemplo, el Gobierno británico me pidió que diseñara un mecanismo económico para lograr aire sano a cambio de dinero.
Se prohíbe la contaminación y ya está.
Incentivar es más eficaz que prohibir u ordenar. Lo que hice fue diseñar una subasta en la que las eléctricas – las mayores emisoras de CO2 – competían por recibir más dinero a cambio de reducir sus emisiones.
¿Funcionó?
Perfectamente. Los incentivos mueven el mundo más que las prohibiciones y, desde luego, mucho más que los buenos propósitos: recuerde que la Unión Soviética no ofrecía buenos incentivos a sus ciudadanos pero estaba cargada, primero de buenos propósitos y, al final, de prohibiciones y cárcel.
¿En qué trabaja ahora?
Diseño mecanismos suplementarios del mercado que brinden incentivos para reducir la pobreza.
Para reflexionar …
One thought on “La Contra: Los incentivos logran más que la ética o las prohibiciones”
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pues eso sin comentarios…!!!!>Menudo te lomontas por stos lares.>Como nadas???.Yo entre facturas y demas tonterias.> A no ,era como andas???.Pase a saludarte .> Un beso.>Arturo.