La torre de Marfil

Es una paradoja pensar que las empresas nos contratan por nuestros conocimientos y por nuestra experiencia. Nos contratan para dar nuestra opinión pero cuando lo hacemos, en un elevado porcentaje de casos, acabamos por resultar incómodos si nuestras opiniones divergen de las de nuestro jefe.

Se pierden el hecho de que si discrepo será porque realmente creo que es lo mejor, no porque tenga ganas de llevarle la contraria.

Se pierden el hecho de que mi NO da valor a mi SÍ, que cuatro ojos ven más que dos, que puedo ayudarle a prever y prevenir errores y que, teniendo libertad para expresar en cada momento lo que pienso y siento, potencian la iniciativa y la mejora de ideas y de procesos.

Sin embargo, hoy en día, nos encontramos a más directivos que se van aislando del entorno, se encierran en una torre de marfil que les impide ver la realidad y mandan a sus colaboradores para que intenten convertir lo irreal en real …. hasta que los frutos caen por su propio peso …

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